viernes, 10 de mayo de 2013

LE LLAMABAN PETARDILLO


            Es curioso como a veces, manifestamos nuestros sentimientos hacia los demás intentando ser cariñosos pero evitando cruzar esa estrecha línea que separa el afecto del descaro o porque no decirlo del  “excesivo entusiasmo”.

        Siempre recordaré aquella frase de Groucho Marx:
 “Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no los conozco bien”
       
        Es notablemente destacable que las parejas siempre se ponen apodos… “cari”, “amorzote”, “cosita”, “pastelito”…
Y la que más gracia me hace es “churri”.
        Sin embargo cuando en los momentos más íntimos en los que estamos haciendo el amor con nuestras parejas solemos decir burradas o no, pero os imagináis que a mí en vez de…

        - Ayyyy manuel, manuel manueeeeeel” ahhhh

Me dijeran…

        -Ayyy churri, churri, churri, churri, churri….

        Pues todos los que nos oyeran gritar pensarían “que tenemos un gallinero en casa”…
………………………..


        Por que a fin de cuentas ¿qué es un petardillo? No hace falta que busquemos engorrosos significados en el diccionario. Es un petardo pequeño. Un artefacto normalmente hecho de cartón y relleno de pólvora negra prensada, que explota cuando se prende una mecha adherida al mismo.
        Yo recuerdo que de pequeño mi padre nos decía…“mira que eres petardo”. Aunque lo hacía de forma afectiva, lo que me quería decir es que era un poco vago y que no estudiaba un pepino, siempre coincidiendo con la visualización de mis nada admirables notas del cole. Ni que decir tiene que era un niño difícil…
         Pero últimamente me lo han llamado “petardillo” y me lo han vuelto a llamar…y así repetidas veces y recordando lo que a un compañero de la mili…

        Era un marinero andaluz de San Lucar de Barrameda, el chico era un poco corto y además bajito, sus dientes incisivos sobresalían excesivamente de su boca y acabaron llamándolo “conejo”. A mi no me gustaba nada pero, él lo llevaba muy bien y no parecía importarle, además era muy guasón y simpático.
        Un día alguien cruzó la raya, esa estrecha línea que separa la broma de la burla…

 Mientras estaban viendo un partido de fútbol en el área de recreo un compañero dirigiéndose con tono amenazante a él, le dijo:

-         “aquí estás demás conejo,  a ver si te callas”!
       
        Era un vasco enorme, la verdad es que tenía muy mala leche y el tío imponía lo suyo. Pero nuestro amigo Juan (El “conejo” ya saben….) salió al jardín, cogió una enorme piedra de más de cinco kilos de peso y se acercó al hombretón, éste arrugándose como una pasa se arrinconó en una esquina todo encogido de miedo esperando una pedrada. Pero mi amigo Juan, fue con su piedra, se subió a una silla y llegando hasta la mesa dónde se encontraba el televisor la colocó en una esquina diciendo :

        -Puede que yo esté de más pero ”menos da una piedra”, intenta que te conteste y verás que no lo hará, yo si que puedo!

        Alguno soltó una carcajada, pero otros nos quedamos callados y aprendimos la lección. Sobre todo el grandullón a quién conquistó su amistad y respeto para siempre.

        Y es que una cosa es un apodo cariñoso y otra un desprecio.
……………………..

        Yo en cierto modo me parezco a ese “petardo” a quien se refería mi padre y al otro “petardillo” al que se refiere una de las personas a las que más quiero porque, “petardillo” así llamado me suena a una confianza compartida, a una persona que te trata cariñosamente sin querer propasar la fina línea que separa el amor del cariño.

        Pero, sabed que aunque me encanta que me llamen “petardillo” en la intimidad y esas personas que entran en mi vida para ya no salir nunca, me llaman Manuel.
       

No hay comentarios:

Publicar un comentario