martes, 12 de noviembre de 2013

EL CUENTO DEL BURRO


             Recuerdo el chiste del hombre que iba en su seiscientos en sentido contrario por una autopista y los coches no dejaban de avisarlo haciendo señales con la bocina y las luces…de repente escucha por la radio…
          - Atención nos comunican de la DGT que un loco suicida va circulando en sentido contrario por la AP 6, tengan mucha precaución!!!
           El hombre cuando escuchó la noticia dijo gritándose así mismo muy exaltado..
          -Cómo que uno?.. Cientos!!  Hay cientos de coches en sentido contrario!!!
           Muchas veces me pregunto si yo soy tan raro que no entiendo a las personas o la gente es tan rara que yo no encajo en esta sociedad…
            Y es que intentas poner un chiste agradable…
           -Ya está el graciosillo…
            Procuras ser amable piropeando y diciendo frases cariñosas…
           -Es que se cree guapo…
           Se te ve feliz…
           -claro…como es funcionario…
            Estás triste y lo dices…
           -Siempre se está quejando...
           Lo que más duele no son las abejitas que hay en toda colmena revoloteando alrededor... que se levantan curran se divierten o sufren y no esperas nada especial de ellas…son así, como la sociedad misma. Lo que realmente me duele, son las personas en quien confías admiras y quieres y acaban decepcionándote y poniéndote en entredicho por la burda búsqueda de la recompensa a un tuit o comentario que consigue cierta aceptación, pero, siempre a costa de hundir la autoestima de los demás.
               Así pues, paso con vuestro permiso, a acabar contando un cuento con moraleja…


            Había en una aldea remota de Galicia, una pequeña familia cuyo padre era un artesano que tenía que desplazarse diariamente para poder vender sus mercancías, su única posesión era un burro que usaba para transportarlas de una aldea a otra…
             El padre salió temprano con su hijo para que conociera el oficio y lo montó en el burro. Cuando salieron del pueblo, los vecinos al verle empezaron a criticar…
             -Fíjate, el padre con lo mayor que es y va andando mientras el chico monta cómodamente en el burro…¡qué poco respeto!
            Siendo conocedor de las habladurías de la gente a la mañana siguiente ambos volvieron a salir, se montó él en el burro y dejó que el chico le acompañara a pie. Los vecinos al verle pasar decían…
            -Pero qué poca vergüenza, si será vago… permitiendo que la pobre criatura vaya todo el camino andando…¡menudo padre!
            Fue entonces cuando decidió que ambos se montarían en el burro a ver si así acallaban las malas lenguas. Cuando a la jornada siguiente pasaron enfrente a los vecinos, seguían criticando…
           -Bueno, pero qué mala conciencia, qué poco corazón… Mira el pobre animal cargando con tanto peso… ¡Vergüenza le tendría que dar!.
            El padre queriendo evitar los conflictos con los vecinos y para que no mancillaran su buen nombre, decidió adoptar una solución salomónica, dejando que el burro llevara sólo las mercancías y ambos irían a pie… pero los vecinos sentenciaron diciendo…
              -¡Hace falta ser tonto, teniendo como tiene un burro y van los dos andando!
     
              MORALEJA: Digas lo que digas, hagas lo que hagas, siempre te van a criticar.     

             P.D.  El niño de la foto soy yo en "O cibreiro" Lugo.