miércoles, 8 de mayo de 2013

MAL DE OJO

        A mi, he de decirlo con toda sinceridad, lo que más me gusta en la vida son las mujeres, su sensualidad, su sensibilidad pero también su simpatía, su decisión y su coraje.
        Enseguida me encariño a las personas que me caen bien, me preocupan mucho los demás e intento ser bromista y cariñoso, necesito conectar con la gente aunque no siempre lo consigo.
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        María jesús, que así se llama y algunos la conocemos bien en Twitter, es una preciosa morenaza andaluza, simpática a rabiar y con una sonrisa que derrite el hielo. Siempre atenta con todos, contestando cariñosamente a sus amigos y a veces soportando bromas con una paciencia infinita y sobre todo repartiendo miles de besitos….
        Como siempre estaba diciendo por TL: que si "salgo a comer", que si "salgo a cenar" que "si ahora vuelvo, no os vayais"...
        Un día sin más, le entré y le dije:
        “¿pero tú vives en twitter o qué?"
         Y ella partiéndose de risa,me siguió la broma y a partir de ese momento nunca me dejó de seguir y siempre, cada día me saludaba con un montón de sus maravillosos besitos:
      "Hola Manu, besitos..mua mua mua...!
       jajaja pero qué linda es!!! Así fue como nos conocimos.

       Chateábamos durante horas, metiéndonos el uno con el otro y nunca nos cansábamos de gastarnos bromas sin parar de reir... y como yo soy un mimosín enfermizo, ya no podía pasar sin sus cariñosos besos.

        Ella ya era mi "moreniña" y así le seguí llamando siempre...
        Por carnavales me envió una foto de su preciosa carita maquillada con colores de guerra de hermosísima princesita india. Yo a partír de ese momento me quedé prendado ya no solo de su ternura si no también de su extraordinaria belleza. Esa foto la guardaré siempre como un tesoro.
        Un día pensando en ella disfrazada de india le dediqué un tuit:

        "Dice la leyenda que hay una princesita india tan bella, que cuando pasea por el bosque, hasta los árboles se enamoran de ella convirtiendo sus hojas en corazones".

        Nunca supo que lo puse por ella y lo mucho que la echo de menos...

       En una ocasión chateando, la vi un tanto melancólica e intenté animarla con un refrán gallego en defensa de sus preciosos ojos marrones, los cuales ella decía que no le gustaban….

        El refrán traducido del gallego venía diciendo :

 “ojos verdes son traidores, los azules mentirosos y los negros y acastañados firmes y sinceros”…

        De repente como surgiendo de ultratumba y sin darme tiempo ni a respirar, otra chica interrumpió nuestra conversación y muy ofendida me dijo:

        -“¡Con que mis ojos son traidores eh! Pues a ver que te parecen estos…”

        Inmediatamente soltó otro tuit y como quién saca un conejo de la chistera, me colgó  una foto…

        Os aseguro que son los ojos verdes más bonitos que he visto nunca y esa foto será también un tesoro que siempre guardaré.

        El tercer tuit fue desafiante:

        ¿TE VOY A ECHAR UN MAL DE OJO QUE TE VAS A ENTERAR!

        No os lo vais a creer, pero casi me cago de miedo….

Con esos ojos verdes de gata, esa cara de pilla y ese mal de ojo, me la imaginaba volando en su escoba y cual meiga gallega se me ocurrió llamarla
 “brujita”.

        Entonces yo intenté disculparme diciendo que era solo un refrán y que estaba de broma. No sabiendo donde esconderme, puesto que entre las dos me empezaron a dar caña de la buena, decidí pasar a la contraofensiva…

        Inmediatamente busqué una preciosa foto, donde salía dos brujitas montadas en una escoba y además una de ojos verdes… se la envié con un tuit qué ponía:

        “Ésta es mi brujita montada en su escoba con su amiga María Jesús"

        Empezamos a reírnos a carcajadas tuit a tuit durante largo rato.

        Desde aquel día nunca dejamos de seguirnos y mi moreniña y mi brujita son las mejores amigas andaluzas que tengo en Twitter.

        Así es como me gustan a mí las mujeres, guapas, simpáticas y que saben encajar una broma , un piropo o hablar de sexo sin tabúes. Echándonos pitadas continuamente el uno al otro, riéndonos siempre de nuestras bromas pero eso sí, como ella bien me dijo:

        ” Manu, lo nuestro es amor de verdad, sin folleteos ni na de eso”.
        ¡Esta es mi brujita!

Dedicado a @xispa5  y  @fuenterio

lunes, 6 de mayo de 2013

SÉ QUE ME DESEAS

            Sé que me deseas y que sientes por mí un deseo incontrolable...
            Que cuando me notas cerca, mi presencia te hace temblar, no puedes resistirte. Mi olor te excita, mi voz te llama, mis ojos te enamoran, mi aliento te embriaga, que no aguantas más.
            Sabes que tus ganas de besarme, de sentir mis manos en tu piel, mi calor en tí son imparables y poco a poco anhelarás que te posea.
            Y ahora  escúchame atentamente por que quiero que mis palabras se graben en tus tímpanos y no las puedas olvidar jamás…

           
            Hoy me acercaré a ti, lentamente, sin prisa… te abrazaré fuertemente, te besaré y buscaré tu lengua. Tu saliva será mi saliva y el calor de mis labios te quemará tanto que derretirá tu sexo.
            Mi cuerpo se apretará tanto al tuyo que tus senos comenzarán a vibrar y tus pezones se clavarán en mí  inyectándome tu excitante veneno.
            Mis manos acariciarán tu espalda y buscando en tu piel, mis dedos dibujarán círculos de placer mientras mordiendo levemente tu orejita te susurraré al oído palabras que se incrustarán en tu alma.
            Hoy sentirás como echándome sobre ti, te sujetaré las manos por encima de tu cabeza y abierta e indefensa mis caderas se encajarán en las tuyas, mojarás mi vientre empapándolo de calor y mi miembro totalmente erecto, entrará despacio e imparable…


            Sientes como tus gemidos de placer surcarán el aire buscando los míos, mis empujones constantes y firmes te enloquecerán y responderás acompasadamente rozando vello con vello y al unísono cabalgaremos juntos.
            Que cuando no aguantes más tu excitación, me suplicarás que pare, entonces tiraré de las riendas mientras que entre espasmos de placer, gritarás una y otra vez mi nombre.
            Que cuando vuelva a la marcha incansable y mi ritmo aumente, golpearé con fuerza una y otra vez, buscaré tus ojos y entonces sabrás que llego...
            Sientes que totalmente empapado en ti, llenaré de calor tus entrañas y mientras desgarras con tus uñas mi espalda, desearás que ese momento sea eterno…

                   
            Y ahora piensa...

            Nota los latidos acelerados de mi corazón. siente mi cuerpo en tu cuerpo, mis poros atrapando los tuyos como ventosas cálidas y húmedas.
            Abrázame, acaricia mi pelo, déjame sentir tus delicadas manos en mi nuca. Dame la tranquilidad que tanto necesito y que sólo tú me puedes dar.
            Mii cuerpo es tu escudo, tu protección.
            Haz que me sienta un niño, dame tu ternura.
            Sueña e imagina la absoluta liberación del cuerpo, sin dolor. La mente aliviada y sin carga alguna.
            Y ahora, cierra los ojos e imagina…
Nos vamos juntos a un lugar mágico. A una cala en una isla paradisíaca donde sólo los dos, fundiéndonos con el sol y el sonido de las olas nos dejemos sumergir en un profundo sueño.


viernes, 3 de mayo de 2013

GRACIAS MAMÁ

La abuela siempre me contaba lo mucho que sufriste cuando yo nací.
- ¡Eras un niño enorme al nacer!
 Me decía…

 Me contaba lo valiente que has sido siempre. Como con tan sólo nueve años, cuando el abuelo os dejó por una epidemia de tuberculosis de pulmón de la que tú te salvaste de puro milagro. Los dolores insoportables que tuviste que soportar, pues los medios clínicos de aquella época eran escasos y siendo pobres no teníais dinero para afrontar los gastos médicos...

De cómo con tan solo 11 años te hiciste cargo de las cuentas de una mercería que os sacó poco a poco de la miseria, pues la abuela apenas sabía leer y escribir.
Cómo una débil mujer de extraordinario coraje, sacó a delante a cuatro hijos dándoles por igual amor y protección.
La la paciencia que tenías para que comiera, por que era debilucho y frágil.
Del cariño con que me curabas aquellos granitos de la varicela, que tanto me picaban y tú con tus caricias y cuidados sabías calmar.
El mimo, por que no decirlo, con que nos besabas y nos contabas cuentos.
Recuerdo aquel nefasto día que un niño mayor me abrió la cabeza con una piedra y tú, sacando fuerzas del alma, me levantaste en tu regazo y me llevaste desesperada andando a un hospital sin importante la distancia y aquel militar que, viéndote desesperada, cargó conmigo y te ayudó. Aquellos puntos de sutura entre llantos, te hicieron sufrir más que a mí.
Me acuerdo mamá de cómo cuando en el parque alguien me pegaba, eras capaz de convertir tus delicadas manos en garras de fiera y jamás te acobardabas ante nadie.
Como sin apenas tiempo, me ayudabas con los deberes y siempre estabas a mi lado.
Nunca podré olvidar tus ricas comidas, el aroma de la ropa que planchabas para mí, tus cuidados.
 De cómo aquél día en que hice pellas me soltaste un tremendo bofetón, que te dolió a ti más que a mi. Del daño que te hice cuando ya siendo un adolescente, te enteraste de que gastaba el dinero del bocadillo en tabaco que me fumaba en el recreo.
Cómo olvidar mamá, los malos tiempos, cuando papá se quedó sin trabajo, te pusiste a trabajar tú, cogiendo puntos a las medias durante horas y horas por cuatro perras, haciendo costura, vendiendo cosmética…y que sé yo…
Del dinero que me dabas a escondidas los sábados para que pudiese divertirme y que salían de tus riñones. Que poco valor le supe dar entonces…
De lo que sufriste cuando después de dejar mis estudios decidí ponerme a trabajar. Hubieses dejado de comer para que yo estudiara.
De lo orgullosa que te sentías viéndome de uniforme cuando juraba bandera, y con lágrimas en los ojos, sentías que el niño de tus entrañas se escapaba irreversiblemente de tus brazos.
Después llegó un matrimonio, los nietos  y un divorcio. Y tú, como siempre a mi lado, ayudándome con mis hijas, animándome, haciéndome sentir un buen padre..

Gracias mamá, por tu amor incondicional y por esos azotes en el culete que tanto bien me hicieron.
Por que ahora, ya convertido en un hombre, noto que te me vas, pero aún así, con tu cuerpecillo débil y desgastado por los años, serías capaz de volver a sacar las garras por tu hijo hasta tu último aliento.

La abuela siempre decía que una madre puede cuidar a 10 hijos, pero diez hijos a veces, son incapaces de cuidar a una madre. La abuela apenas sabía escribir,  pero sabía comprender y te enseñó a ser una buena madre.

Gracias mamá.


miércoles, 1 de mayo de 2013

LA CHICA DEL PARQUE

          Era un aburrido sábado de otoño del 81. Recuerdo que aún hacía calor y las hojas secas de los árboles empezaban a cubrir los verdes jardines del Retiro Madrileño. Como todo joven tenía muchos pájaros en la cabeza, pero eran tiempos difíciles y no tenía demasiado tiempo para aburrirme. Trabajaba duro en una academia privada de COU para estudiantes de familias acomodadas. 
            A mi me pagaban 15.000 pesetillas (90 euros) por trabajar de “chico para todo” durante 10 horas de lunes a sábado. Desde las 08.00 de la mañana recogía el correo, ponía cafés, arreglaba desperfectos, cambiaba fluorescentes, hacía recados, y sobre todo hacía copias de apuntes con aquella maldita multicopista manual, que me dejaba el hombro destrozado después de hacer miles de copias sin parar. 
            Aún recuerdo la insufrible hora y media de recorrido entre Móstoles, donde vivía con mis padres y el barrio de Salamanca en donde trabajaba. A las 5.30 de la madrugada en pié para salir andando a la estación y coger el primer tren de las 6.20 h. después un suburbano y después el metro, en un interminable hormiguero de fríos laberintos en que la gente ni tan siquiera se mira, sólo se empuja y se huele…

            Apenas tenía una hora para almorzar, solía llevarme algún sándwich o una fiambrera con la comida que me preparaba mi madre y al terminar salía escopetado a clase, pues siempre me estaba preparando mis oposiciones por las tardes. Hasta que, agotado, regresaba a casa a las 11 de la noche. 
            Pero aquel día era sábado y como cada sábado por la tarde, al salir de trabajar, me gustaba pasear con mi cámara réflex y disfrutar de una de mis pasiones, la fotografía. Hacía largos paseos por Madrid, donde todo me interesaba y a todo le quitaba fotos…
  
          Aquella tarde decidí quedarme por El Retiro, recuerdo que en aquél parque había una especie de templo griego que me llamó mucho la atención y no muy lejos en un banquillo había una chica sola, estaba leyendo un libro y tan sólo el sonido de los pájaros parecía distraerla de vez en cuando. 
            No me lo pensé mucho, y si bien es verdad que de aquella era algo tímido, la chica me gustaba y me senté en el extremo opuesto del banquillo.           
            Yo me hacía el loco manipulando la cámara como si la cosa no fuera conmigo mientras, mi cabeza maquinaba la forma de empezar una conversación con ella. 
            Quizás si hablaba de pájaros le parecería cursi, no sé, no parecía ecologista… y si ¿le hablo de el libro que leía?...mmm no podía ver bien de lo que trataba…tal vez le pueda preguntar la hora… Buf! Que va, demasiado simple… 
            Al final, fue ella quién llevándose unas gafas de finos cristales hacia su pelo, giró su cabeza hacia mí y me dijo:  
            -¿vienes mucho por aquí? 
            ¡Tremendo vuelco me dio el corazón! Menudos ojazos verdes de tigresa hambrienta... Era sencillamente divina, pero antes de describirla sólo deciros que lo más impresionante era su voz, una voz delicada pero de timbre firme y cuyo sonido penetró en mis oídos como un tren en un túnel. 
            Como me temblaban las piernas, intenté contestarle con voz de experimentado macho dominante, pero me traicionaron los nervios y, con voz de grillo le contesté… 
            -Pu, pu, pues síiii, la verdad. Pero nunca te había visto antes. 
            Notablemente más tranquila que yo, me miró a los ojos y sonriendo siguió:
-         Ese acento no es de aquí eh, ¿De dónde eres? ¿asturiano? ¿vasco? Desde luego del norte seguro jaja… 
-         Soy gallego 
Le respondí, ya con voz más tranquila y firme.
A lo cual ella contestó… 
-         En realidad me aburría bastante y buscaba a alguien con quien hablar…
-         Sabes, te he visto llegar desde lejos y me parecías buen chico…

……………………

            Mientras hablaba, yo no podía dejar de mirarla… su pelo rizado de dolor cobrizo, su tez clara y ligeramente adornada con unas pequitas que se agrupaban en el nacimiento de una nariz pequeña y respingona, sus labios que, a medida que hablaban me sugerían continuos devaneos eróticos de besos y placer.           
            Sus piernas perfectamente contorneadas de divinas pantorrillas, suaves gemelos y finos tobillos, acababan surcando peligrosísimas curvas que terminaban en unas caderas algo anchas pero acogedoras y tiernas. Su fina cintura se dejaba adivinar cubierta con una chaqueta de punto rosa y sus abultados y firmes pechos terminaban en unos puntiagudos pezones que apuntaban hacia mí, desafiantes y firmes.           
             Una diadema le sujetaba el flequillo y sus gafitas de leer, le hacían, además, muy interesante… 
             Estuvimos charlando largo rato, que si estudiaba, que si le gustaba la natación que si mi morenito le ponía mucho….bla bla bla… al final decidimos salir a tomar un café a la cafetería del lago…

……………………. 

            Mientras Paseábamos observé que era una chica muy alta, alrededor de 1,75 pues con un tacón no muy largo estaba casi a mi altura. Su forma de andar era asombrosamente femenina y delicadamente sensual, la verdad es que me gustaba mucho, mucho. 
            Al llegar a la cafetería se pidió un cortado y yo otro, el camarero, un guapo morenazo mayor que yo, no le quitaba ojo de encima, y hay que ver como somos los hombres en celo, casi estuve a punto de liarla, y eso que nos acabábamos de conocer…


            Nuestras miradas se cruzaban una y otra vez, ambos disimulábamos continuamente desviando la vista hacia el lago, las barcas, los patos…Hasta que un simpático mimo se acercó vestido de payaso y, con gestos cariñosos, le ofreció una flor, ella sin más la cogió y yo le di unas monedas. 
            Eran tiempos difíciles, momentos en que el trabajo escaseaba y también se hablaba mucho del paro, de lo cara que estaba la vida… pero entre charla y charla nos echábamos alguna pitada…
             .-Bueno, es imposible que una chica tan guapa no tenga novio…Lo tienes? 
            .-Pues no, soy un poco rarita y aguanto lo justo…jajajaja

            Como bien os podéis imaginar,  veía las puertas del cielo abiertas…

…………………………
              
            Me contó que estaba terminando la carrera de medicina a falta de dos asignaturas y yo le conté que había dejado mi carrera en primero de ingeniería naval para ponerme a trabajar, pues mi padre se había quedado repentinamente en el paro…
 De pronto, en aquella amistosa e interesante conversación, surgió una duda. ¿No era raro que aquella hermosísima chica me prestara a mí tanta atención? Por que si bien es verdad que no era un chico feo, no creo que estuviese en absoluto a su altura, ni física y mucho menos intelectualmente.

            Fue entonces cuando refiriéndose al mimo, dijo algo que me hizo cambiar mi actitud hacia ella:

-“No entiendo como hay tanto pedigüeño por la calle”.

            No sé, pero algo rompió la magia…

……………………..

            Poco a poco comencé a descubrir en ella algo más que un cerebro brillante y una bonita sonrisa.
            Empecé a notar la importancia que le daba al dinero y, sobre todo, el concepto de “católica” que tenía de sí misma, sobre todo después de haber hablado un ratito de nuestras preferencias sexuales… no sé, la empecé a ver como una “Barbie pija finge orgasmos”… o algo así… 
            Tanto me empezó a rallar hablándome de sus padres , de su duplex en la calle O´donnell  y de su chalet en Guadarrama que, sinceramente, me aburría. Yo intenté sacar temas como viajes, aficiones, algún libro interesante...
¡Ni tan siquiera tuvo la delicadeza de preguntar si me gustaba la fotografía!, eso me llamó mucho la atención… 
            Al rato, pagué los cafés y seguimos paseando. En las cercanías de una de las salidas del parque, ella me dejó su teléfono y yo el mío y nos despedimos con dos besos en las mejillas. En mitad del camino y siguiendo direcciones opuestas, ambos volvimos la vista para mirarnos a los ojos y sonreír, nos dijimos adiós con la mano y, sin duda nos dimos cuenta que jamás nos llamaríamos el uno al otro.

            Desde ese sábado, me di cuenta que como todo joven  de los ochenta, si querías ligar, habría que ir a la discoteca. Tampoco tenía intención ni eran horas de ligar… Pero honestamente he de decir que era una preciosidad de niña pija que nunca olvidaré, además, todavía tengo su número y nunca se sabe cuando uno puede necesitar un médico…

Dedicado a Irene, la chica del parque.

jueves, 25 de abril de 2013

SOÑANDO CON MI VECINA

      Son las cálidas noches de verano, esas interminables noches en que a veces no podemos dormir, cuando más nos imaginamos esos momentos eróticos, esos deseos de sexo desenfrenado y reconfortante placer que casi nunca conseguimos con nuestras parejas…

            Sí, ya sé que acabo de clavar en hueso y hay quién pensará…

.- ¡Oye rico, eso te pasará a ti con la tuya, que yo soy muy feliz eh!

            Y una mierda.


            No veáis como me ponía mi vecina…

            Pasó al final de los ochenta, el apartamento donde vivía en Madrid daba a un patio enorme, Normalmente todas las habitaciones que dan a los patios son dormitorios, cocinas o baños y es aquí donde empieza mi historia…

……………


            Esa noche de Julio había tenido sexo con mi pareja y nos quedamos dormidos.

            La chica roncaba, pero roooncaaaabaaa eh!. Aquello no eran ronquidos, era el mismísimo lobo feroz en una noche de resaca y plenilunio. Era insoportable.

             Me levanté, cogí algo fresco en la nevera y me asomé a la ventana del patio.

            Yo estaba desnudo y, apoyándome con mi cintura en el alféizar de la ventana y el tórax hacia fuera, sentí la suave brisa que me calmó y me secó el sudor.

            Fue entonces cuando empecé a escuchar unos gritos, la verdad es que al principio me sobresaltaron, eran gritos de dolor, de una mujer que gritaba enloquecida como si alguien le hiciese mucho daño.

            No tardé en darme cuenta de que en realidad era alguien que se había dejado la ventana abierta y estaba haciendo el amor.

            ¡Dios! Pero una de dos, o le estaban echando el polvo del siglo o esa era la mujer de mi vida…

            Sus gemidos crecían y crecían y sentía sus jadeos como si la tuviese debajo, y he de reconocer que el que estaba encima era bueno porque ella, o bien fingía, o sus orgasmos eran realmente bestiales.

            Anda, ¿y si sólo se estaba masturbando?jeje…

            Mi curiosidad crecía a la par que el morbo de mi excitación…

            Coño. ¡Que envida! Con lo que me gustan las mujeres escandalosas…

            De todas mis amantes de aquellos jóvenes años, pocas gritaban, aunque si recuerdo a una que tenía tantos orgasmos que me hacía parar continuamente dándome manotazos en el pecho. Pero, ésta era distinta, se notaba a la legua…

            ¡A ésta le gustaba de verdad!...


…………………….



            Mi curiosidad fue creciendo y decidí no moverme de allí.

            Con la luz apagada cual “ventana indiscreta”, mis altas dotes de espía empezaron a funcionar.

            Los gritos cesaron y sonaron unas risas… entonces fue cuando pensé

            ¿habrá tenido un gatillazo? Jejeje

            Si era como yo me imaginaba, le ocurriría como a mí, no habría quedado satisfecha, él se quedaría roncando y saldría a refrescarse a la ventana…

            Dicho y hecho. La luz con que la luna iluminaba el patio dejó ver su silueta.
           
            Mientras encendía un pitillo con un zippo, pude ver su perfecta figura levemente iluminada por la rojiza llama, a la par que el  “clic” ”clac” del mechero resonaba en todo el patio.

            El humo entraba lentamente en su boca mientras que la brasa que consumía el pitillo dejaba entrever con tonos rojizos, las curvas de su tez morena.

             Saboreaba el cigarro con ansia, con auténtico placer y sus labios gruesos parecían escaparse de su boca mientras exhalaba el humo con insultante sensualidad.

            Entonces, no se cómo, pero me vio…



………………………..


            Se echó a reír y, separando el pelo de su pecho, se irguió hacia atrás arqueando su espalda y mostrándome todo su esplendor.

            Su melena morena tapaba uno de sus pechos, el otro, su tetaza izquierda, grande y puntiaguda  asomaba desafiante como un rifle de un cazador furtivo, con un pezón tan hermoso y proporcionado… no perdí detalle.   

            Sus manos eran afiladas, sus uñas largas y sus ojos marrones, cubiertos por dos preciosos arco iris de cuidadísimas cejas en una frente perfecta. Sus dientes blancos y deslumbrantes dejaban asomar una desafiante y sensual lengua…

            ¡Era perfecta!  

            Entonces, me hizo un gesto con la mano, como diciéndome…”ahora tú”.

            No me corté un pelo, poniéndome derecho dejé ver enteramente mi torso desnudo y ella asintió con un gesto agradable, me echó un beso con la mano y cerrando lentamente la persiana sencillamente, desapareció.

            No hay duda, esa chica y yo lo vamos a hacer tarde o temprano, estábamos hechos el uno para el otro…


…………………..


            Aquella noche no pegué ojo, no dejaba de pensar en ella y mi mente se escapaba hacia su ventana, se adentraba en su alcoba y ya en su cama, me acerqué lentamente a su cuerpo, mi rodilla empezó a rozar su piel y notaba su calor, un calor que me excitaba hasta la locura.


            Sus gemidos empezaban a resurgir con mis caricias y lentamente agarrando sus muñecas me coloqué suavemente sobre ella buscando su boca.

            Sin querer desperté a mi pareja, muy excitado, la besé, la acaricié y cuando intenté penetrarla me dijo cabreada:

             ¿Otra veeez? Pero ¿No puedes esperar a mañana?.

            Esa noche perdí a dos mujeres para siempre.

            A una la olvidé pronto pero, a mi vecina, que curiosamente no la volví a escuchar jamás, no la olvidaré nunca, es más, cualquier día hacemos el amor…

            Aunque sólo sea en sueños...



sábado, 20 de abril de 2013

LÁGRIMAS DE SEDA

       
            Nunca podré olvidar el día en que nací…

            El almacén en cuya matriz se hallaban las delicadas telas donde permanecia caliente y húmedo.

            El haz de luz que me dejó ver, a través de la uterina puerta, estrecha y fría, como un hombre de bata blanca me llevaba hacia una iluminada sala.

            La larga mesa blanca sobre la que esperaba impaciente conocer al extraordinario ser que me dió la vida.

            La suave tiza azul con la que mi madre trazaba estrechas líneas por donde las tijeras tendrían que delimitar mi tamaño, mi constitución mi estatura.

            Aquellas hermosas manos cortaban cuidadosamente la fina tela de seda y sus dedos, suaves y limpios, de cuidadas uñas e inmaculadas yemas, asían dulcemente una fina aguja cuyas costuras definirían mi personalidad.


            El esmerado bordado que surcaba mi piel, sería sin duda, lo que marcaría la diferencia… evidentemente no sería nada vulgar, tendría distinción, sería importante.

             Y cual madre protectora y dulce, me sostuvo entre sus brazos y, cariñosamente, casi levitándome, me dobló una y otra vez y aportándome su calor, me dio forma.

            Acurrucándome en mi cuna, me quedé dormido, sin poder llorar, sin el miedo a la soledad, sin extrañar sus cuidados, pues todos los que así nacemos, somos concientes de nuestro futuro…        
                                           
                                                                  ………………………..

            Era un lunes, un lunes cualquiera, cuando desperté, y, así, sin más, me hallé metido en un bolsillo....

            No era un bolsillo cualquiera, era un lujoso bolsillo.

            Desde allí, erguido y haciéndome ver,  pude contemplar a personas distinguidas, gente importante...


            La buena vida inundó mi existencia. Comidas copiosas en restaurantes de lujo, interminables fiestas, esplendorosos bailes de etiqueta... jamás me mojaba, nunca me manchaba, siempre altivo, planchado, impoluto.

            Descubrí entonces lo perfecta que era la vida del hombre, y encontré en ella el bienestar, la protección y la supremacía de mi clase…

……………………………


            Un atardecer de un romántico día de primavera, la esbelta figura de una hermosa joven, agradablemente perfumada y vestida como una princesa, escuchaba atentamente las palabras de mi portor.

            Desde donde me hallaba pude sentir los latidos de su corazón, que aumentaban en ritmo, en intensidad y su excitación se hacía visible a la par que sus lágrimas comenzaron a brotar de sus preciosos ojos azules.


            Aquella presumida joven, siempre llorando por caprichos y amoríos, tenía que ser la que, por su estupidez de niña aburguesada y consentida, cambiara mi destino...

            Entregándome con suma delicadeza, el joven me ofreció como consuelo y ella, agradecida, secó en mí sus lágrimas...

             Una vez sóla, ofendida por su rechazo, se alejó apresuradamente y, después de impregnarme de su caro perfume, me arrugó con desprecio y  me arrojó al suelo.

            Entendí entonces el fino hilo que separa las costuras del amor y el desamor y descubrí la soledad…

………………

            El viento me rescató del barro, me elevó y transportó a una altura desde dónde pude distinguir con perspectiva, un mundo más grande y distinto de lo que imaginaba.

            Ahora todo se veía diminuto y mi soledad se transformó en admiración.

            Comprendí entonces la grandeza de la creación y lo vulnerable que se ve el hombre desde el cielo.
            Manchado, despreciado e impregnado de falsos olores, fui a caer en una estrecha calle de un mugriento barrio, en una gran urbe...

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            Un hombre de aspecto sucio y miserable, acercándose a mí, se agachó y me recogió del suelo. De su rostro arrancado de las garras de la pobreza asomaron unos tímidos ojos legañosos y tristes.

            Su desgarradora mirada me hacía presagiar que la dulzura de la vida cómoda, era tan falsa como falsa era la humanidad en sí misma.

            Me pasó por su nariz y, manchándome de su miseria, me dí cuenta de que fue más el asco de mi perfume hacia su persona, que la repugnancia de sus segregaciones nasales sobre mi fina piel de seda.

            Ambos sentimos la misma sensación: distintos olores, distintos mundos, distintas realidades… pero yo no tenía bolsillo y él siempre quiso tener un pañuelo…

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            Allí, en aquel bolsillo miserable, lleno de migajas putrefactas y restos de heces mal orientas, trascurrió el tiempo.

            Un tiempo en el que descubrí gentes que pasaban hambre, enfermas y sin consuelo, ajenas a un mundo que yo conocía como perfecto y separada de aquél por el muro infranqueable de la indiferencia.

            Entonces pasó algo…
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            Una fría mañana de invierno estos seres desolados, enfermos y tristes se cansaron de su miseria y, como hormigas en formación, dejaron de ser simples obreras para convertirse en hormigas soldado, estallando entonces la más cruel y despiadada de las aberraciones humanas.


            Mi fina tela ya rota y descosida se estremecía con atronadores ruidos de muerte y, cual tímpano herido, quise ensordecer ante tanta barbarie.

            Y por primera vez me manché de sangre. Era roja y espesa, teñia ríos y mares, paredes y calzadas, caminos y prados, los niños sufrían y las madres lloraban y lloraban... 

            Y así, día a día, mes a mes, año tras año trascurrió la guerra...

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            De repente, todo se paró, todo quedó inmóvil a mí alrededor y no sabía muy bien que había pasado.

            Aquella tarde, alguien balanceó mi bolsillo como quien porta el ataúd de un difunto.

            Entonces, me dí cuenta de aquel mendigo, un ser ya sin alma, se había convertido en apenas sesenta quilos de materia humana en perfecto estado de aniquilación…

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       ¿Qué es el hombre entonces? - Me pregunté, mientras una mano de mujer buscaba entre los harapos en los que ya formaba parte mi envejecida tela.

            Esa mano que había curado mil heridas de guerra, esa mano cuyo tacto jamás podría olvidar,  me acercó a unos ojos que abiertos como platos y,  mirando el  imborrable tatuaje de mi piel,  gastado y desvanecido en el tiempo, observó asombrada, las iniciales bordadas en oro:  “M.L.T”.

           Inmediatamente comenzó a llorar...

            De sus ojos volvieron a brotar las lágrimas, pero esta vez eran otras muy distintas, eran sentidas, eran de dolor, de un sentimiento profundo, eran unas lágrimas sinceras.


            Pero ¿cómo es posible? -se preguntaba aturdida, asustada, incrédula.¿cómo había podido yo llegar  al bolsillo de un mendigo?

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            Desesperada por la angustia, aquella enfermera que había sido antaño niña mimada y caprichosa. Nuestra llorona casadera aburguesada, se dio cuenta de que aquello que había dejado caer antaño con desprecio, era el único lazo, el único recuerdo que, de por vida, le quedaría de su único amor y que ahora yacía en una distinguida camilla para oficiales de algún hospital de guerra.
           
            Intentando que recuperara todo mi esplendor, me zurció y recompuso mi maltrecho cuerpo y enmarcándome en un lujoso marco de cristal, decidió conservarme hasta el fin de sus días, como una reliquia…  

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            Allí parado, relajado absolutamente inerte, las dudas me atormentaban.

            ¿Qué tiene pues que pasar para que los hombres aprendan a compartir, aprendan a amar, comprendan el dolor ajeno y se dejen de odiar en un continuo devenir de avaricia y desprecio?      

            ¿Por qué unas delicadas manos como las que fueron capaces de darme la vida, se vuelven frías y distantes?  ¿Por qué tanto bordado si he de limpiar tus miserias?  ¿Por qué tanto perfume caro mientras muchos niños to tienen que comer?  ¿Por qué el hombre ignora al hombre?
           


            Me he tenido que empapar de finos perfumes y falsas lágrimas pero también de lágrimas de dolor, de nauseabundos olores y de sangre, sangre que a fin de cuentas es la misma para todo humano.

             Y hora, por fin, lo veo todo claro.           

            Yo nací para lo que nací, para recoger aromas y miserias y sin entender mucho lo que hacéis y por qué lo hacéis y, sin poder cambiar nada.

            Pero, sufriendo y  llorando con lágrimas de seda vuestra pena os digo que habrá sin duda un ser supremo, algo que se eleve por encima de las nubes, que pueda ver con más perspectiva, que contemple al ser humano más diminuto de lo que yo he sido capaz y que sin duda alguna os juzgará, ya lo creo que os juzgará...

            Yo, al fin y al cabo,  soy solo eso…

            Un pañuelo.