Recuerdo el chiste del hombre que iba en su seiscientos en sentido
contrario por una autopista y los coches no dejaban de avisarlo haciendo
señales con la bocina y las luces…de repente escucha por la radio…
- Atención nos comunican de El hombre cuando escuchó la noticia dijo gritándose así mismo muy exaltado..
-Cómo que uno?.. Cientos!! Hay cientos de coches en sentido contrario!!!
Y es que
intentas poner un chiste agradable…
-Ya está el graciosillo…
Procuras ser amable piropeando y
diciendo frases cariñosas…-Ya está el graciosillo…
-Es que se cree guapo…
Se te ve feliz…
-claro…como es funcionario…
Estás triste y lo dices…
Lo que más duele no son las abejitas que hay en toda colmena revoloteando alrededor... que se levantan curran se divierten o sufren y no
esperas nada especial de ellas…son así, como la sociedad misma. Lo que
realmente me duele, son las personas en quien confías admiras y quieres y
acaban decepcionándote y poniéndote en entredicho por la burda
búsqueda de la recompensa a un tuit o comentario que consigue cierta aceptación,
pero, siempre a costa de hundir la autoestima de los demás.
-Fíjate, el padre con lo mayor que es y va andando mientras el chico monta cómodamente en el burro…¡qué poco respeto!
Siendo conocedor de las habladurías de la gente a la mañana siguiente ambos volvieron a salir, se montó él en el burro y dejó que el chico le acompañara a pie. Los vecinos al verle pasar decían…
-Pero qué poca vergüenza, si será vago… permitiendo que la pobre criatura vaya todo el camino andando…¡menudo padre!
Fue entonces cuando decidió que ambos se montarían en el burro a ver si así acallaban las malas lenguas. Cuando a la jornada siguiente pasaron enfrente a los vecinos, seguían criticando…
-Bueno, pero qué mala conciencia, qué poco corazón… Mira el pobre animal cargando con tanto peso… ¡Vergüenza le tendría que dar!.
El padre queriendo evitar los conflictos con los vecinos y para que no mancillaran su buen nombre, decidió adoptar una solución salomónica, dejando que el burro llevara sólo las mercancías y ambos irían a pie… pero los vecinos sentenciaron diciendo…
-¡Hace falta ser tonto, teniendo como tiene un burro y van los dos andando!
MORALEJA: Digas lo que digas, hagas lo que hagas, siempre te van a criticar.
P.D. El niño de la foto soy yo en "O cibreiro" Lugo.